viernes, 23 de octubre de 2009

Post Mortem I



Post Mortem I

El tiempo, ralentizándose poco a poco, hacía que el sopor general tendiera a la explosión masiva de mentes.
Era inaguantable aquel dolor.
Apretaba su cráneo con las manos con la ilusión de que el ruido y la presión desaparecieran. Pero era imposible.
No podía sacarlo de aquel lugar.

Estaba tan aturdida como confusa. Cansada de reflexionar. Harta de sentir.

Suri era una chica impulsiva, no podía dejar de pensar en la idea de acabar con todo.
Aunque la contrapartida negativa era tan grande, que hasta la simple idea de dejar de respirar le suponía de dudosa inteligencia.

Quizás era el momento de ser valiente, pensó. Y casi al unísono ya tenía un precioso utensilio metálico en sus manos.
Cogió papel de periódico y encendió su ordenador para que Debussy le acompañara durante su estancia inmortal.
Todo listo, dijo en voz alta con media sonrisa, y acarició suavemente su muñeca izquierda.
Observó su imagen en el espejo y no pudo evitar sentir placer por lo romántico del asunto.
El Claro de Luna pasaba ya del decimonoveno compás cuando un ruido estridente evaporó la calma entre el desconcierto.

No puede ser, dijo para sus adentros, y depositó el cuchillo dulcemente pidiéndole unos segundos de espera.
Caminó hacia la puerta y la abrió encontrando ante sí una figura poco familiar.

"Disculpe, la pillo en mal momento?"

Suri rió internamente.

"En realidad sí, qué desea?" -inquirió midiendo la paciencia.

El hombre vaciló unos segundos. Tiempo necesario para que Suri le observara de arriba a abajo.
Bien vestido, barba de dos días y a juzgar por las manchas de su camisa no había pasado por casa en un tiempo.
Al terminar su examen fisiológico se topó con su mirada seria e intensa clavada en su ojos.

"Verá...aún no lo sabe pero creo que usted va a matarme"

Suri miró sus muñecas para comprobar que no se trataba de ningún tipo de delirio post mortem.

"Perdone??"

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continuará...

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