martes, 18 de agosto de 2009

Los anti héroes

Me he dado cuenta de que tengo debilidad por los anti héroes.
Sí, "los malos".
Puede que sus causas no sean nobles ni justas pero derrochan inteligencia, saber estar y dotes de liderazgo.
(Obviamente hablo en la ficción, siempre he detestado a la gente que pasa por encima de todo y todos sin escrúpulos.Pero en los libros, películas o series es otro cantar.)

¿Os habéis dado cuenta de que los malos siempre son mucho más interesantes? Su historia, su carácter, sus razones... todo viene envuelto en un aura misteriosa llena de argumentos válidos y coherentes.
Sin embargo los buenos, lineales y demasiado obcecados en su causa, a veces pierden todo el encanto y toda su humanidad al convertirse en héroes.

Supongo que el buen (y estricto) camino hace de cualquiera un ser aburrido...

Y eso lleva a preguntarme por qué ellos no se saltan las reglas, no se equivocan, o en su defecto no tienen rasgos de egoísmo, de celos, de venganza o manipulación...
No representan personas de carne y hueso, no tienen ese punto de impredecible picardía excéntrica...

Quizás sea por esa razón, por ese marcado perfil de perfección, que me atraiga el mal camino.

El frío, culto y calculador Hannibal Lecter, el minucioso John Doe (Kevin Spacey en Seven), el pintoresco Alex DeLarge (La Naranja Mecánica)... Todos tan carismáticos como retorcidos. Apasionantes y perversos. Oscuros y siniestros sin perder su luz.
Todos siguen una estela de suspicacia astuta con la que logran alcanzar su causa.

Por eso me encanta Ben Linus (Lost). Porque sabe controlar en todo momento la situación, porque su cabeza va diez pasos por delante. Porque aunque parezca perdido, él siempre tiene un camino alternativo por el que ir.

Qué queréis que os diga... lo predecible, cansa.

lunes, 17 de agosto de 2009

Calma

Hoy me ha pasado algo curioso.
Estaba yo hablando sobre temas personales con un amigo y pensando en el infinito y en la alineación de los astros y la energía oscura (algo nada atípico en mi) cuando he llegado a la conclusión de lo mucho que me gusta complicarme la vida.

No es una complicación del tipo me embarco en las misiones, es una complicación más densa atrapada en una serie de deseos y acciones aparentemente incoherentes que a veces ronda por mi cabeza.

Mi cabeza es un híbrido entre un hotel a todo confort, la isla de perdidos y un psiquiátrico demencial.
Está llena de ideas dispares que forman un ángulo obtuso entre el idealismo y la insensatez.
A veces me sorprendo a mi misma actuando antes de que mi propio yo imponga el criterio adecuado. O quizás primero imponga el criterio pero tarde demasiado en darme cuenta de que he sido la precursora de semejante disparate.

Debería utilizar la inferencia para sacar alguna teoría mundial. Pero luego llego a la conclusión de que no soy más que un outlier, y de que mis vivencias sólo conseguirían alarmar las hipótesis finales. (Y no me gustaría acabar conviviendo en un mundo lleno de pequeñas yo. Las teorías conspiranoicas y ralladuras podrían ocasionar el fin del mundo mucho antes de lo que el ser humano con su propio empeño tiene previsto!)

De modo que una vez asumida mi debilidad por las complicaciones (y los antihéroes) lo único que conseguí balbucear mentalmente fue un paréntesis que llevaba intrínseco un letrero con la palabra "calma" en grandes letras luminosas.
Luego visité a mis amigos de la rae (tenemos una relación de amor-odio) para asegurarme de que esa palabra era realmente adecuada para mi "problema"
y ellos me dieron tres acepciones:

calma
1. f. Estado de la atmósfera cuando no hay viento:
tras la tempestad viene la calma.
2. Paz, tranquilidad:
lo más importante es no perder la calma.
3. Cachaza, pachorra:
habla con una calma desesperante.

No pude evitar transportarme justo en medio de una atmósfera inerte y de un color antes desconocido para mi. Dicho viaje astral dificultó mi respiración, pero hizo que me percatara de la curiosa coincidencia fonética entre mi palabra luminosa y el karma.
Volví un instante para conversar con mis archienemigos de la rae que me dijeron:

karma
m. Principio hinduista según el cual el comportamiento en una vida influye en las sucesivas.

Y entonces me planteé qué tipo de catástrofes debí haber ocasionado en mis vidas pasadas para acabar criando una familia de ideas tan raras...

Luego mi móvil sonó, arrastrándome hasta la realidad cotidiana, y la única duda que se apoderó de mi cabeza fue la de si esta noche volvería a cenar croquetas carbonizadas.

Bueno... la inferencia dirá!

domingo, 9 de agosto de 2009

Lost


He caído.
Lo reconozco.
Siempre dije que pasaba de Lost y ahora me encuentro pidiendo temporadas y viendo videos que jamás pensé que vería.
Sé que algunos han de estar bastante contentos por esto (Luis el primero que tanto empeño puso xD) aunque el culpable es Cuatro por ponerme los episodios de dos en dos a la hora que vuelvo del trabajo.

En fin, habrá que dejar sorprenderse por el cúmulo de vivencias que dejó el Oceanic 815 tras su paso. :-)

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A veces pienso que el mundo está demasiado lleno y sin embargo parece vacío.
Es una percepción que viene y va (supongo).

Una vez Séneca dijo “Jamás se descubriría nada si nos considerásemos satisfechos con las cosas descubiertas” y yo me pregunto por qué la gente deja de buscar, por qué se conforma, por qué se frena… ¿Es que acaso su corta mirada no alcanza más allá de la extensión de su propia sombra? ¿o por el contrario la felicidad supone la detención de esa búsqueda por el sentimiento de satisfacción con lo ya encontrado?

Pero si ni en toda una vida daría tiempo a encontrarlo todo… ¿Se trata entonces de acotar las metas? ¿O de no rendirse nunca en el intento de abarcarlo todo?

Pero... ¿por qué renegar de las causas perdidas si lo importante es la lucha por no dejar de creer?