lunes, 17 de agosto de 2009

Calma

Hoy me ha pasado algo curioso.
Estaba yo hablando sobre temas personales con un amigo y pensando en el infinito y en la alineación de los astros y la energía oscura (algo nada atípico en mi) cuando he llegado a la conclusión de lo mucho que me gusta complicarme la vida.

No es una complicación del tipo me embarco en las misiones, es una complicación más densa atrapada en una serie de deseos y acciones aparentemente incoherentes que a veces ronda por mi cabeza.

Mi cabeza es un híbrido entre un hotel a todo confort, la isla de perdidos y un psiquiátrico demencial.
Está llena de ideas dispares que forman un ángulo obtuso entre el idealismo y la insensatez.
A veces me sorprendo a mi misma actuando antes de que mi propio yo imponga el criterio adecuado. O quizás primero imponga el criterio pero tarde demasiado en darme cuenta de que he sido la precursora de semejante disparate.

Debería utilizar la inferencia para sacar alguna teoría mundial. Pero luego llego a la conclusión de que no soy más que un outlier, y de que mis vivencias sólo conseguirían alarmar las hipótesis finales. (Y no me gustaría acabar conviviendo en un mundo lleno de pequeñas yo. Las teorías conspiranoicas y ralladuras podrían ocasionar el fin del mundo mucho antes de lo que el ser humano con su propio empeño tiene previsto!)

De modo que una vez asumida mi debilidad por las complicaciones (y los antihéroes) lo único que conseguí balbucear mentalmente fue un paréntesis que llevaba intrínseco un letrero con la palabra "calma" en grandes letras luminosas.
Luego visité a mis amigos de la rae (tenemos una relación de amor-odio) para asegurarme de que esa palabra era realmente adecuada para mi "problema"
y ellos me dieron tres acepciones:

calma
1. f. Estado de la atmósfera cuando no hay viento:
tras la tempestad viene la calma.
2. Paz, tranquilidad:
lo más importante es no perder la calma.
3. Cachaza, pachorra:
habla con una calma desesperante.

No pude evitar transportarme justo en medio de una atmósfera inerte y de un color antes desconocido para mi. Dicho viaje astral dificultó mi respiración, pero hizo que me percatara de la curiosa coincidencia fonética entre mi palabra luminosa y el karma.
Volví un instante para conversar con mis archienemigos de la rae que me dijeron:

karma
m. Principio hinduista según el cual el comportamiento en una vida influye en las sucesivas.

Y entonces me planteé qué tipo de catástrofes debí haber ocasionado en mis vidas pasadas para acabar criando una familia de ideas tan raras...

Luego mi móvil sonó, arrastrándome hasta la realidad cotidiana, y la única duda que se apoderó de mi cabeza fue la de si esta noche volvería a cenar croquetas carbonizadas.

Bueno... la inferencia dirá!

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