Bajo la lluvia se ve el cielo más intenso.
Caminando sin rumbo me pregunto a dónde voy. A dónde me lleva esta vida. Tantos momentos, tantas posibilidades... giros pequeños que provocan cambios enormes.
Ni si quiera sabemos qué es ser feliz, o qué esperamos encontrar... pero aún así seguimos buscando. Esperando que un día se abra esa puerta.
Todos escondemos deseos que nunca mencionaríamos a los demás. Pensamientos efímeros que rondan por nuestras ideas. Instantes que nos marcan para toda la eternidad ¿Qué deseamos realmente? ¿Qué hay de nuestro Yo real a lo que mostramos al exterior?
A veces me siento a observar. Me pregunto qué clase de destinos tendrán esas personas que se cruzan delante de mí.
Probablemente sólo las vea una vez. Quién sabe si la vida algún día querrá que nos encontremos.
Lo que nos perdemos sin saberlo...
Y todo lo que probaremos que aún ni imaginamos...
Esa incertidumbre aviva nuestra esperanza, y a veces también los miedos.
Quizás todos los cambios sean a mejor.
Quizás la leyenda de los errores sea más positiva que el mérito de los aplausos.
En ocasiones pensamos en la vida paralela que tendríamos si hubiéramos tomado las decisiones contrarias a las que nos han hecho llegar hasta aquí.
¿Sería mejor?
¿El cambio está en nuestra mano o no somos suficientemente valientes como para cambiar?
Puede que tomáramos las decisiones acertadas. Si es que existe lo acertado. O tal vez todas las decisiones conduzcan al mismo camino... Quién sabe... bonito pensar que hicimos lo correcto. Que llegamos al mejor sitio posible. Pero si no es así, el poder sigue siendo nuestro. Aunque todo cambio conlleve un riesgo.
Y es que... qué cómodo seguir así...
Hace 3 años
