
Todo es tan distinto a lo que solemos ver... que entran ganas de gritar y suplicar por más diversidad cultural cinematográfica.
La historia, tan trágica, conmovedora como mágica nos pone de manifiesto muchas quejas y críticas, bien endulzadas y coloreadas para que el espectador no perciba la cinta como una protesta sobre las infrahumanas condiciones con las que muchos han de vivir. Lejos de esto, nos presenta un hilo conductor sentimental para equilibrar entre crítica social y maravilloso cuento. Nos hace reflexionar y soñar a un mismo tiempo, una combinación que no suele ir de la mano, porque vivir en un mundo devastador siempre da miedo, pero sonreír y seguir adelante mientras devastan lo poco que te queda, es un regalo de optimismo que todos deberíamos valorar.
0 comentarios:
Publicar un comentario